sábado, 6 de marzo de 2010

355 Casi nada.



Cuenta en sus memorias el pianista de Jazz Horace Silver (en realidad apellidado Tavares Silva),una leyenda viviente (1928)),que cuando recién empezaba a darse a conocer a mediados de los 50's, de gira con el grupo del ya consolidado saxofonista Stan Getz (+), llegaron a una pequeña ciudad donde tocarían en un club por la noche.

Descansando por la tarde en el motel donde pararon, entró a la habitación Stan, que volvía de hacer las diligencias previas pertinentes y le dijo (nunca peor dicho) emocionado: "en el pueblo está George Shearing" (1919) "y llegará a verte tocar". Los nervios hicieron facil presa del inexperto Horace. Esto dice mucho de la estatura musical del pianista británico.

Unos treinta años después, hace ya casi 23, cuando se empezaban a dar las fusiones de grandes compañias discográficas como "Concord" con firmas japonesas, George, acompañado por el entonces jovencísimo (32) y prometedor contrabajista Neil Swainson - quién no trascendio como líder y anda por ahí a sus 55, como todo un joven hecho y derecho acompañando a la orquesta de su paisano Rob McConnell y a otros-, grabó en Tokio este discó, nombrándolo en honor a Charlie Parker (+) quien a su vez nombró su canción en honor a Dexter Gordon (+). En suma (nunca mejor dicho) un homenaje al Jazz.












Ya casi al final del concierto se incorpora, reclamando lo suyo, la injustamente infravalorada cantante Ernestine Anderson (1928) y para mí otra leyenda viviente. Escuchar cómo George la introduce.



Al final, George se despide con la sencillez de los grandes:




El año siguiente, otra leyenda viviente del piano, Hank Jones (1918), se unió a George para grabar el compacto (Concord) “The spirit of 176”. El álbum ha permanecido un poco en la oscuridad y valdría la pena escucharlo e investigar el misterio de su nombre. Pero me agradaría uno al que, para celebrar al Jazz con ese mismo espiritu juvenil, este fin de año, se agregue a los tres pianistas ya mencionados, Dave Brubeck (1920).

4 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Es curioso el parecido físico entre Shearing y Teté Montoliú, pero que forma tan diferente de tocar el piano. Teté era un hombre de técnica prodigiosa que nunca abandonó sus raices en el bebop. Teté llevaba la música a su territorio aunque fuera un standard conocido siempre llevaba su firma. Shearing era un clásico, con un sonido dulce y excepcional, amante de las pausas, de los silencios y de las melodías. Un barroco frente a un renacentista.

Armando dijo...

Si, viene bien al caso, Doc., creo que hubo un "Teté à Dêxter". Grande del piano Montoliú también, lastima que nos dejara tan joven (casi como Shearing en este concierto), que si no, hubiera cambiado el nombre de la entrada. Me gusta la comparación que haces.

Troglo Jones dijo...

Saludos, Armando:

No había visto esta entrada tuya del gran George. Con él nunca puedes equivocarte si lo que te gusta es el jazz más clásico. Fue uno de los primeros músicos de jazz que escuché.

Ah, y dice el loro que ha resuelto el misterio del "Spirit of 176". Si un piano tiene 88 teclas, entonces dos pianos, el de Hank y George, sumarán 176. Sutilezas matemático-musicales de un loro bocazas. Claro que no todos los pianos tienen 88 teclas. ¿Tendrá razón?

Salud.

Armando dijo...

Hola Troglo,ese PB sabe más por viejo que por loro. Ahora entiendo de donde vienen tus conocimientos de Jazz.

Salud